Escrito Por: Katherine Giraldo
Hay muchos medios publicitarios que nos incitan a pensar en la “pareja perfecta”, en el hombre o la mujer “ideal”.
Esta una publicidad que a ellos les genera muchas retribuciones, ya que todos pondrán atención porque se identifican con la persona que busca ese tipo de pareja.
Lo malo de estas publicidades, es que nos engañan, nos hacen esperar a alguien que no existe, a algo subjetivamente perfecto y sin mancha alguna.
Las personas naturalmente somos unas diferentes de las otras, por lo tanto, la perfección cambia de significado entre unos y otros.
Es decir, para mí puede ser perfecto un hombre que domine y ame las artes marciales y que jamás lleve un suéter puesto, mientras que para otra mujer puede ser perfecto un hombre que vista siempre de negro, y que se pinte las uñas de color transparente.
¿Cómo puede alguien prometer un “hombre perfecto” para todas, cuando todas buscamos algo diferente?, ¿Será realmente posible que exista alguien que se ajuste EXACTAMENTE a todo lo que queremos?
Pues, para empezar, las cosas que tú quieres, tus deseos, gustos, sueños, paradigmas, percepciones de lo bueno y lo malo, lo bonito y lo feo, lo agradable y lo desagradable… Fueron implantados en ti de acuerdo a la vida que has llevado hasta el día de hoy.
Es decir, si un día cuando eras niña te mordió un perro, probablemente hoy en día no le tengas tanto cariño a los caninos, ni confíes en ellos de ninguna manera. Por lo tanto, un hombre perfecto para ti, es uno que no quiera tener perros en su casa porque cuando era niño lo mordió alguno.
¿Ves? Tu percepción está alineada de acuerdo a tus experiencias, y por lo tanto alguien igual a ti, debió vivir exactamente TODAS esas mismas experiencias. Lo cual es prácticamente imposible.
Puede que en muchas cosas estén de acuerdo, pero claramente cada uno tendrá algún detalle de su vida diferente, que no esté alineado con el de otra persona.
Aparte, todos tenemos defectos y virtudes, y probablemente los defectos del otro le quiten “la perfección” que veías en él.
Así que, chicas, abran los ojos y dejen de esperar al hombre perfecto, y más bien empezar a valorar las virtudes y cualidades de la pareja que tenemos a nuestro lado, teniendo un poco de paciencia con sus defectos para convivir en armonía 😉