Escrito Por: Katherine Giraldo
Uno de los sentimientos más conocidos por todos, es el Amor.
Hemos vivido y sentido el amor en nuestra vida, hacia las personas que son importantes para nosotros y hacia determinadas acciones y momentos que impactan nuestro interior de manera positiva.
A medida que vamos creciendo, adquirimos más responsabilidad y “nuevos niveles de vida”, hay mayor cantidad de personas en nuestra vida porque empezamos a desarrollar nuestro sentido social, nuestras pertenencias aumentan, nuestra independencia se fortaleza y en fín, aparecen más cosas requiriendo de nuestra atención y buen manejo para ser llevadas a cabo.
Pero, por alguna razón, todo esto en algunos aspectos deja de ser algo magnífico. Cuando pequeños, el sueño de muchos es ser grandes (adultos), y cuando ya hemos crecido y estamos en ese punto, ese sueño se modifica para desear ser niños de nuevo… ¿Te ha pasado?
Esto se debe justamente a que nuestro crecimiento se volvió algo esclavizante y sometedor en aquellas cosas que de alguna manera debemos hacer, pero que muestran un desagradable camino para ser logradas.
Por ejemplo, de niños la gran mayoría de nosotros no necesitaba esforzarse con un trabajo para comerse un delicioso desayuno en la mañana, solamente lo recibía de parte de mamá y lo disfrutaba junto a sus hermanos, bastando dar un “Gracias” por ello.
Al crecer, esto de alguna manera cambia, ya dejamos de depender de que mamá se levante a preparar el desayuno, a tener que conseguir dinero de alguna forma para proveernos nosotros mismos ese alimento (y así en todos los aspectos).
Y claro, dejamos de ser niños y pasamos a ser los adultos responsables que velan por su propio bienestar y deben actuar para conseguir lo que desean, necesitan y sueñan.
¿Cómo no desear ser niños de nuevo, con la responsabilidad de nosotros mismos “encima”?
Pues bien, realmente si hay manera de evitar este deseo inalcanzable de ser niños de nuevo… La Clave Es El Amor.
Si cuando creces y estás a cargo de tu vida, sintieras la misma tranquilidad que sentías de niño al contar con otros supliendo tus necesidades, sintieras la misma alegría de recibir lo que deseas sin tener que haber hecho cosas desagradables por ello, sintieras la misma satisfacción de dedicar tus días a lo que te gusta y poder vivir bien gracias a ello… ¿Estarías bien con tu adultez? Estoy segura que sí.
Es decir, si no hay problema alguno con ser adulto porque todo en nuestra vida sigue bien y seguimos siendo felices… ¿Cómo desear ser niños de nuevo y no tener el control y la conciencia total de nuestras acciones?
La cuestión es que muchos dejan de ser felices con su vida al crecer, dejan de vivir al máximo y se convierten en una carga para sí mismos… O, ¿Cuándo has escuchado que un pequeño niño quiere suicidarse y acabar con sus tardes de juego?
Bueno, esta es una pregunta que vale la pena hacerte y en la que, probablemente no pensaste en el pasado… Y para darte un poco de claridad, quiero que tomes en consideración los siguientes cuestionamientos que en conjunto te darán la gran respuesta:
En cualquier caso, lo más probable es que si respondiste SI a alguna de las anteriores preguntas, te falta amor en tu vida. Hace falta que hagas más cosas que amas, y dejes de lado más cosas que no amas.
Las siguientes, son algunas recomendaciones interesantes que puedes aplicar desde el día de hoy. Requieren valentía, pero valen la pena.
Es momento de dejar de hacer lo que no te gusta. ¿No te gusta tu empleo? ¡Excelente! Plantéate dejarlo, y crea un plan de acción para que puedas lograrlo.
En sitios como El Blog Del Dinero encontrarás ideas para lograrlo sin disminuir tus ingresos (de hecho, aumentándolos aún más).
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No desperdicies tu tiempo ni dejes relegada tu felicidad, todo esto simplemente requiere de ti una sola cosa: ¡QUE TE DECIDAS!