Escrito Por: Katherine Giraldo
Es cierto… Las cosas no siempre van de maravilla.
A veces simplemente no logramos lo que queremos. Y no es divertido… Al menos cuando acaba de ocurrir.
Y bueno, lo importante no es saber esto, sino saber cómo manejarlo de forma inteligente y más sana que simplemente sintiendo lástima por nosotros mismos por semanas, dejando que el fracaso nos detenga por mucho tiempo antes de volver a tomar acción.
Y antes de continuar, a lo mejor deberíamos leer estas dos frases:
He fallado más de 9000 tiros en mi carrera. He perdido casi 300 juegos. 26 veces han confiado en mí para tomar el tiro que ganaba el juego y lo he fallado. He fallado una y otra, y otra vez en mi vida. Pero nunca me he dado por vencido. Y es por eso que he tenido éxito.
— Michael Jordan
Lo intentaste. Fracasaste. No importa. Inténtalo de nuevo. Fracasa otra vez. Fracasa mejor.
— Samuel Beckett
Así que, vamos a aprender 4 simples trucos que nos pueden ayudar a mantener el control, en los momentos desesperantes del fracaso.
El fracaso siempre va a doler. A veces mucho, otras veces sólo un poco.
Entonces, no trates de pintar en tu rostro una sonrisa cuando por dentro te duele.
Yo me he dado cuenta que es mejor simplemente estar con lo que estoy pensando y sintiendo. Esto me sirve para aceptarlo, dejarlo ir y permitir que se manifieste en mí por un tiempo, en lugar de tratar de rechazarlo todo y pretender mantenerlo alejado.
Cuando lo aceptas y lo asumes, se irá más rápido, y en el largo plazo será menos doloroso.
En cambio si rechaza cómo te sientes, entonces esas emociones saldrán a flote en inesperados momentos más tarde, provocándote mal humor, pesimismo, enojado y/o tristeza.
Sin embargo, pasar tiempo con tus sentimientos y aceptarlos, no es licencia para empezar a sentir lástima por ti mismo o para profundizar en tu papel de víctima de las próximas dos semanas.
Es más bien un momento en el que expresas todo lo que sientes, porque luego tendrás que dejarlo ir, y a partir de ello, nunca más sentirlo. Y claro, ese momento debe durar poco: Lo suficiente como para manifestarlo contigo mismo, y también lo suficiente como para nunca más experimentarlo.
Cuando fallamos en algo, es muy fácil empezar a pensar que siempre vamos a tener el defecto que nos hizo fallar, en la determinada área de nuestras vidas involucrada. Es fácil empezar a pensar que nosotros mismos somos un fracaso.
Y éste punto, es importante que lo aprendamos a controlar. No debemos caer en una “profecía” auto-cumplida tan destructiva.
En su lugar, debemos recordar que sólo porque hoy o ayer no nos haya ido bien, no significa necesariamente que produciremos un error la próxima vez.
La verdad es que esto no va a durar por el resto de su vida si aprendemos la acción, por lo tanto, no hay necesidad de etiquetarnos como una especie de fracaso.
Al ver lo negativo como algo temporal en vez de algo permanente, es más sencillo adoptar una actitud optimista y enfocada en el aprendizaje.
Así que no tenemos por qué mortificarnos pensando cosas que no son ciertas.
No establezcas ideales perfeccionistas porque entonces te sentirás como si siempre estuvieras fallando de alguna forma, o pensarás que no eres lo suficientemente bueno.
En su lugar, enfócate en la mejora constate.
Por ejemplo, piensa en cambiar de a poco tu alimentación para que ésta sea más saludable y nutritiva, o trázate el objetivo de no quejarte en las próximas dos horas, luego en las próximas cinco horas, luego todo el día, etc.
Pensar en la mejora, es mucho mejor para tu optimismo, tu motivación, tu autoestima y tu confianza en lo que eres capaz de lograr.
Recuerda que, después de todo, el fracaso es algo natural, y de hecho es bueno que así sea, porque nos traer grandes aprendizajes y lecciones que no sólo nos ayudarán a hacer las cosas mejor a nosotros mismos, sino que también se heredarán en nuestro material genético a las futuras generaciones, las cuales harán de nuestra raza una mucho más fuerte.
Los trucos anteriores te ayudarán a pasar la herida inicial en el momento en que hayas experimentado el fracaso.
En este último truco, se añade más combustible al fuego del optimismo y de la acción, motivándonos a empezar a caminar de nuevo.
Lo que me he dado cuenta que funciona muy bien, es realizarme algunas preguntas como las siguientes:
Tú puedes encontrar más de una cosa para aprender de lo sucedido, para hacer diferente o, de hecho, puedes descubrir más de una medida de mejora que puedes adoptar para seguir adelante.
Pero por lo pronto, será suficiente con que te enfoques en una sola respuesta por cada pregunta 😉 Así, tu mente cada vez estará más entrenada en buscar soluciones y puntos de mejora, que en quedarse pensando en el fracaso del pasado.