Escrito Por: Katherine Giraldo
La ira es una de las emociones más comunes en los seres humanos. Es aquel comportamiento consciente, producido por la presencia de estímulos negativos y con expresiones igualmente negativas.
Usualmente a la ira se le adjudican connotaciones sumamente negativas, y no es para menos, a continuación veremos los efectos de la misma en la vida real y las opciones que realmente tenemos, dado que la ira, es imposible de eliminar (verás por qué, si continúas leyendo ;))
Para manejar está emoción, contamos con los siguientes tres principios para basarnos:
A veces, cuando sentimos ira, optamos por callar, bajar la cabeza, asumir la situación en su totalidad y simplemente aceptar lo que llega a nosotros sin reprochar o expresar lo que sentimos. Aquí, pensamos que hemos destruido en nuestro interior el efecto que causó determinada situación, pensamos que efectivamente hemos eliminado la ira sentida… Lo cual no es cierto.
Reprimir finalmente consiste en guardar dentro de ti secuelas de rencor y enojo, por no expresar lo que sentiste en el momento de tener ira.
Esto es justamente lo contrario a reprimirla. Cuando expresas la ira lo que haces es exteriorizar lo que sientes, ya sea con palabras, acciones, actitudes, o un sinfín de reacciones.
Finalmente, exteriorizar la ira es algo que no se debería hacer, ya que se lograrán reacciones negativas que justamente son las que acompañan el sentimiento de ira. Por ejemplo, actuaras con enojo, rencor, venganza, hipocresía, gritos, entre otros.
Este es el camino realmente positivo que puede haber en el Manejo de La Ira.
Tus emociones, son en realidad una energía que reflejas de tu interior, y como sabemos “La energía no se crea ni se destruye, sólo se Transforma”, entonces nuestra única opción es hacer de ella una oportunidad de mejorar.
¿Y cómo podemos mejorar?
Simple. Cuando sientes ira, es porque algo te ha incomodado y ha sido visto por tu percepción como negativo, pero la ventaja, es que eso negativo lo puedes convertir en positivo cuando analizas lo que te pareció malo y buscas su opuesto en algo bueno.
Por ejemplo, si te sentiste enojado porque no terminaste a tiempo tus tareas, pues antes de querer gritar y a lo mejor desquitarte con otros, lo que debes hacer es comprometerte con ser mejor la próxima vez y aceptar ese acontecimiento como la posibilidad de crecer personalmente.
En conclusión, la ira nace dentro de ti y eres tú quien tiene verdadero poder en ella. Tienes tres opciones, ¿Conoces alguna otra? ¡Cuéntanos! 🙂