Escrito Por: Katherine Giraldo
El siguiente, es un artículo escrito por el compañero bloguero, Enrique Jiménez, cuyo enfoque principal se basa en la escritura de posts sobre Desarrollo Personal.
El tema (Aprender a decidir) es bien interesante y considero que más de una vez nos hemos visto en situaciones en las que debemos tomar decisiones.
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“Todos tenemos miedo a los cambios, a equivocarnos, a defraudar a los nuestros, eso nos dificulta la toma de decisiones.
Pero el hecho de no hacer nada ya supone una elección: la de no hacer nada. Decidir es un privilegio que todos practicamos.”
Después de días de lluvia, por fin luce el sol. Es un día precioso, con lo que me he decidido a escribir sobre –decidir–. De pronto me entran las ganas de salir a pasear y disfrutar de ese sol tan brillante que hacía días que no veía.
Hace días que no salgo a pasear, y me apetece mucho. Después de todo, necesito un pequeño respiro y no me vendría nada mal. Aunque también es verdad que necesito escribir y avanzar con el artículo. Después de un largo rato de dudas, al fin decido permitirme una pequeña pausa.
Aunque hace sol también hace frío, así que me pongo el abrigo y me dispongo a salir. Empiezo a caminar y el solecito primaveral de la mañana me sienta tan bien, que ni me doy cuenta de la hora que es y se me pasan las horas de la mañana caminando.
Cuando vuelvo es la hora de comer, se me ha pasado la mañana y el tiempo que tenía para escribir. Entonces me pregunto quién habrá sido quien haya tomado la decisión de salir, ¿habrá sido cosa de mi sistema límbico?
Elegir es complicado. Si me tomo un helado de fresa no puedo tomar a la vez uno de chocolate… pero los dos me resultan tan apetitosos. ¿Cómo podría decidirme? O mejor dicho, ¿Cómo elegimos?
Durante nuestra vida nos sometemos a muchas dudas y debemos tomar constantemente decisiones. El curso de la toma de decisiones es muy complicado a la vez que interesante.
Examinémoslo un poco y veamos qué se puede sacar para vivir nuestra vida y poder vivir mejor con un buen desarrollo personal.
Cuando éramos pequeños y nuestra madre nos preguntaba qué nos apetecía sopa de pescado o de pollo, nos ofrecía una falsa alternativa, como lo llaman los psicólogos. Lo que ella quería es que tomásemos sopa, he ahí el truco.
Constantemente los políticos y publicistas nos dan ese tipo de falsa alternativa. Su proposición sigue siendo que elijamos entre la sopa de pescado o de pollo. Mientras pensamos en si es mejor el pollo o el pescado no pensamos en que quizá lo que nos apetezca es una pizza y no sopa.
La libre elección es tan vieja como el razonamiento humano. Las circunstancias personales y ambientales que nos llevan a tomar decisiones son varias y complicadas.
Algo que nos ayudará mucho es conocernos mejor, porque así entenderemos mejor el porqué de muchas elecciones y así decidiremos mejor. Veamos algunas tendencias que tenemos y de las que no somos conscientes.
El anclaje o punto de referencia. La inclinación se refiere a la primera decisión que tomamos. Bien puede ser una decisión personal o bien puede afectar a las decisiones que otros han tomado ya. Actuamos de manera impersonal y pensamos que otros ya han valorado la situación incluyendo ventajas e inconvenientes.
Las gangas. Siempre que nos obsequian con un segundo producto gratis o algún regalo por una compra, nos ponemos en alerta rápidamente. No podemos dejar escapar la oportunidad de conseguir algo gratis. Eso los publicistas lo saben muy bien.
Normas sociales, altruismo. Todos coincidimos en que ayudamos porque nos gusta y no por el interés de recibir algo a cambio.
Las transacciones mercantiles son eso, mercantiles así que no podemos ser amigos de quien nos presta dinero – bancos – ni de quien nos vende un frigorífico, o quien nos ofrece un trabajo a realizar.
Podemos tener buena relación con todo el mundo pero sin engañarnos y mezclar las normas sociales con las mercantiles.
Decisiones en caliente. No es lo mismo pensar en lo que haríamos en una situación que vivirla. Es evidente que cuando estamos enfadados o tenemos cualquier otra sensación hacemos cosas que nunca hubiéramos pensado que haríamos.
En caliente, o sea en situaciones límite hacemos cosas que creíamos que no éramos capaces de hacer. Lo mejor es conocerse cada día más y mejor, no menospreciar la fuerza de los impulsos y poder desafiarlos.
El valor de lo que tenemos o el temor a la pérdida. La oposición a la pérdida es una preferencia muy común y conocida por los psicólogos. Valoramos lo que tenemos mucho más del valor real que tiene. Nos apegamos a nuestras posesiones.
Pecado de certeza. Cuando alguien se cierra en una opinión y mantiene que lleva razón, es que está atrapada en sus propias ideas y sus criterios no suelen ser racionales.
La neurociencia nos da muchas referencias de cómo funciona el cerebro. Las medidas de la actividad cerebral desvelan las evoluciones de la toma de decisiones y, no explican por qué pero dan muchos indicios muy importantes sobre los procesos.
Se ha llegado a la conclusión de que el cerebro está constantemente en procesos de construcción sobre las decisiones que puede o no tomar. Por un lado están los circuitos emocionales y por otro los racionales. Algunas veces se da una –discusión– entre las dos partes.
Frente a decisiones importantes lo primero es la tranquilidad. Hace falta determinar cuáles son los objetivos y metas con la finalidad de poder decidir coherentemente. También es importante equilibrar la visión: una decisión incluye pérdidas y ganancias, etiquetar las cosas como buenas o malas resulta absurdo.
Una buena táctica es utilizar la mente racional para estudiar los pros y los contras. Podemos confiar entonces en que nuestra intuición va a tratarlo todo y a contribuir una buena decisión, fundamentada también en cosas que nuestra mente no ve del todo. Aquí te dejo tres pasos breves para decidir mejor:
Definir objetivos y metas. La manera de plantear la situación produce la alternativa. Por ejemplo, una persona tiene que decidir la carrera que va a estudiar, no es lo mismo pensar – ¿En qué trabajo ganaré más dinero?– que pensar –de qué manera puedo ser más útil a la sociedad–.
Son dos puntos de vista distintos que dan diferentes posibilidades de elección. Imaginar todas las alternativas.
Esto da la oportunidad de ver actitudes o estados que antes no se tenían en cuenta y a la vez prevenir posibles respuestas. Una vez tomada la decisión, concentrarse en ella y pensar en que nada más es posible. No se trata más que de caminar y avanzar en nuestra decisión confiando en el instinto de resolución.
En realidad vivir como hombre significa elegir un blanco -honor, gloria, riqueza, cultura- y apuntar hacia él con toda la conducta, pues no ordenar la vida a un fin es señal de gran necedad.
—Aristóteles
Autor Invitado: Enrique Jiménez –Desarrollo Personal en aplicaciones iPhone iMprove.