Escrito Por: Katherine Giraldo
Muchas personas me han contactado a mi correo electrónico, para compartirme una incómoda situación en sus vidas, y es la dificultad que tienen con sus parejas para divertirse en medio de la rutina diaria.
Ya en mi Serie sobre Relaciones Personales, hablé un día sobre la importancia de la diversión entre una pareja, siendo esta una de las características fundamentales para el sostenimiento constante de la relación amorosa.
Sin embargo, para muchas parejas es difícil encontrar cómo divertirse, sobre porque no saben qué los divierte, ni tampoco cómo lograrlo con tantas responsabilidades diarias.
Por ejemplo, tengo el caso de un amigo que hace poco fue padre, exactamente hace 10 semanas 🙂 El día que su bebé cumplió 10 meses, quiso celebrarlo con su esposa, e hizo un par de reservas especial en un fino restaurante para ir acompañado de su esposa.
Bueno, él consiguió que la abuelita del niño se quedará cuidándolo un par de horas, mientras volvía de la cena con su esposa.
Al final de esa noche, para su sorpresa, ni él ni su esposa sentían que se habían divertido realmente, no sentían que la noche hubiera sido especial porque el cansancio los invadía y aparte, se dieron cuenta que esto de las cenas en restaurantes lujosos no era “lo suyo”.
Justo en este momento, mi amigo me contactó para compartirme su experiencia, y para solicitar mi ayuda en encontrar algo que los ayudara realmente a divertirse a él y a su esposa.
Y bueno, siendo esta una consulta tan subjetiva y a la vez agradable, le dije que debíamos empezar por saber qué les gustaba hacer a ellos individualmente, qué solían hacer cuando eran solteros y sobre todo, la clave principal, Cómo Fue Que Se Conocieron.
Luego de un par de reuniones junto a él y a su esposa, me contaron la historia de su primer encuentro que fue justamente en una clase de baile que ambos tomaban como compañeros.
En ese lugar, después de un tiempo en conocerse y relacionarse, llegaron al fin a asumir una relación amorosa, y al cabo de unos meses, ambos se retiraron de las clases de baile para empezar otros con otros proyectos personales y de familia que tenían pendientes.
En el momento en que supe esta historia, sabía que ahí estaba el punto más importante de todos y la cualidad más común que los podía unir: El Baile.
Empezamos entonces a investigar sobre nuevas clases de baile en la ciudad y, aunque encontramos varias, todas tenían un horario nocturno y no les quedaba bien a ninguno de los dos porque la noche exigía dedicación de ambos para su bebé.
Al darnos cuenta de esta situación, el ánimo de mis amigos quiso caer, sin embargo yo los impulsé a intentarlo una vez más, esta vez por medio del Internet.
Buscamos curso sobre baile, clases de expertos en esta área y enseñanzas ordenadas sobre este tema, y finalmente encontramos un completo curso que les proveía todo lo que ellos necesitaban para retomar el baile en sus vidas y en su relación.
Luego de haber adquirido el curso, ¡También buscamos en internet una pista de baile portátil! De esta manera podrían bailar en su propia casa o en el lugar que quisieran, sin tener que alquilar un local para llevar a cabo sus clases.
Y bueno, toda esta historia concluye en que efectivamente, el día de hoy, mi amigo y su esposa llevan su relación al máximo, cumpliendo con sus responsabilidades diarias y al mismo tiempo, haciendo lo que más les gusta en pareja, que es bailar.
Lo que quiero que aprendas con esta historia, son básicamente 2 cosas:
Y bueno, realmente era necesaria la creación de este artículo, porque sé que son muchos los que han pasado por esta situación de no saber qué hacer con su pareja para divertirse.
Recuerda compartirme tus experiencias por medio de los comentarios, y si tienes alguna recomendación sobre este gran tema de la diversión en pareja, es bienvenido 🙂
NOTA: Para las personas que quieran pasar a dejarme comentarios en los cuales piden consejos, recomendaciones, o soluciones a todos sus problemas, quiero que lean primero éste artículo y se den cuenta lo que pienso de ello. Yo deseo de todo corazón darles lo mejor de mí por contribuir a que sus vidas sea mejor, pero ello no significa ni que tenga todas las respuestas, ni que pueda solucionarles sus problemas, ni tampoco que deba decidir qué tienen que hacer en su vida, la cual es su responsabilidad.